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Copyright:se autoriza el uso de la información contenida en esta página,haciendo referencia al autor: Psp.Ana María Salazar Año 2008

¡Socorro…tengo un hijo adolescente!



UN MUNDO POR DESCUBRIR
 

Hoy: LA PUBERTAD

Chicos de 10 a 14 AÑOS

“Estoy desconcertada, nunca vi. a mi hijo así:  duerme mas que antes, se ríe y al rato lo veo cabizbajo, como triste…no sé  si esto es normal o estará en algo raro” Cecilia mamá de Franco 13 años

Llamamos "pubertad" a la etapa entre los 10 y 14 años, en la que ocurren los cambios biológicos que van anunciando el ingreso a la adolescencia. Tienen que ver con la maduración de las glándulas encargadas del funcionamiento sexual genital y la procreación. Estos cambios empiezan a producirse en torno a los 12 años de edad en las chicas, y los 13-14 años en los chicos; y terminan alrededor de los 15-16 años en las mujeres, y los 16-17 años en los hombres.El momento de entrada a esta etapa, depende del ritmo particular de crecimiento de cada uno y la maduración dada por factores hereditarios y  también los factores socioculturales. No obstante, los niños y niñas iniciarán su etapa puberal más o menos a la misma edad en la que lo hicieron sus padres y madres.

            Los cambios físicos traen consigo variaciones en el estado de ánimo, en los intereses, y en las relaciones con los demás. En lo inmediato, marcan la entrada al período juvenil y a más largo plazo son la base para el ejercicio de su vida individual y social madura.

            Existen muchas diferencias en cuanto al momento en que comienza la pubertad. En las niñas ocurre aproximadamente 2 años antes que en los niños; también entre personas del mismo sexo, unos comienzan antes y otros/as después.

Estas diferencias pueden conflictuarlos bastante, tanto si se desarrollan antes, como si lo hacen después que sus amistades.

 

CARACTERISTICAS DE LA ETAPA  

  • DESARROLLO FISICO

            Se produce un notable estirón y nueva distribución y engrosamiento de tejidos de acuerdo al sexo. Se debe a la incorporación de las hormonas sexuales, que en esta etapa cumplen un rol muy importante en el proceso de crecimiento. Esta modificación altera la imagen corporal, de modo que los púberes tienen que aprender a manejar y controlar su cuerpo, en sus movimientos y desplazamientos en el espacio.

            Más o menos a los 10 años (niñas) y a los 12 años (niños), experimentan un crecimiento y desarrollo físico notorios. Su apetito es enorme y aumentan peso y estatura de forma acelerada. La etapa culmina cuando la niña tiene su primera menstruación y el niño su primera eyaculación espontánea. Cuando aparecen sabremos que los órganos sexuales de ambos están madurando y que en un futuro próximo podrán ser fértiles. En la pubertad la estatura puede alcanzar un crecimiento entre 8 - 10 cm. en un año. Por ello, las personas se refieran a este momento como el de "pegarse el estirón". Pero este  crecimiento no abarca de inmediato a todo el cuerpo.

En primer lugar, crecen las piernas y brazos; el tronco sólo al final; en un principio permanece corto y estrecho, mientras se alargan las otras partes. Por esto se habla de desarmonía pubescente.  Además, puede aparecer acné en la piel, las que se producen por el agrandamiento de los poros y la mayor secreción grasa, por acción de las hormonas sexuales en esa región.  acne facial

En general, transpiran mucho y con olor fuerte.

            El crecimiento rápido produce gran consumo de energía de modo que los púberes se cansan con facilidad y ante cualquier esfuerzo físico o intelectual manifiestan desgano y  buscan descansar mas tiempo del que acostumbraban durante la niñez.

Cuando el crecimiento ha ocurrido de manera veloz, es común una cierta fragilidad física. Se lastiman con facilidad, especialmente en músculos y articulaciones. Esto se debe a que los nuevos tejidos y la parte del cerebro que se encarga de la coordinación de la actividad muscular, no se han adecuado al nuevo peso y tamaño del cuerpo. Hay también una desarmonía motora: un exceso de movimiento y una falta de control en los movimientos dirigidos o espontáneos, y entonces parecen ser torpes .

            Los púberes viven cambios corporales que van a marcar más las diferencias entre uno y otro :cada sexo va adquiriendo sus caracteres propios llamados caracteres sexuales. 
Entre los caracteres sexuales se distinguen:

            *Caracteres sexuales primarios: son los genitales y glándulas sexuales presentes en la persona desde que nace, pero sólo maduran en la pubertad.

            *Caracteres sexuales secundarios: corresponden a las características físicas y psicológicas propias de cada sexo (femenino y masculino). Se producen como consecuencia de la actividad hormonal de las glándulas sexuales.

            Para ambos sexos el nuevo funcionamiento hormonal incide en el aumento del impulso sexual, hay más excitabilidad en las zonas genitales, y obviamente, curiosidad e interés por la sexualidad propia y la de los otros.

            Muchas niñas experimentan ansiedad o vergüenza ante el crecimiento de sus pechos; otras por el contrario, expresan estar muy contentas al comenzar a usar sostén. No es raro observar en las niñas ansiedad por su aspecto físico, tanto cuando se ha acelerado su desarrollo, como cuando están más atrasadas respecto de sus compañeras o amigas. Hay situaciones en que esto se traduce, en que las niñas comienzan a vestirse con ropas anchas, polerones, blusones, etc., para  "tapar" sus pechos y caderas, pues se sienten muy incómodas con su crecimiento. Por esto, es importante señalarles que las diferencias individuales se marcan durante un cierto tiempo, pero posteriormente se hacen mucho menos notorias y que estos cambios que están experimentando, se deben a que su cuerpo está creciendo para convertirse es un cuerpo adulto.

Dada la competitividad entre los muchachos, el aparecimiento de vellos en la cara, o su ausencia son motivo de bromas y comparaciones que hacen a muchos ponerse tímidos o vergonzosos.

            Los jóvenes de ambos sexos tienen conflictos cuando les aparece el acné, por lo que se sienten feos, rechazados y se hacen fácilmente objeto de burlas y apodos. Además, las nuevas formas físicas que toman son comparadas según los estándares que la sociedad y la familia de los púberes transmiten sobre "la belleza", "lo adecuado", "lo atractivo" en cada sexo.

  

Tanto el brusco cambio de estatura, como la falta de proporciones entre las partes del cuerpo significan un cambio de imagen corporal. Ya no son los de antes y no está definido todavía como serán. Por eso, niños y niñas pasan muchas horas frente al espejo, anticipando y ensayando cómo actuar, cómo acomodarse a su nueva apariencia física y a las relaciones sociales.

Este período tiene encanto y ansiedad, porque los púberes tratan de ir apropiándose de los comportamientos masculinos y femeninos valorados por el medio social, y de aceptar al mismo tiempo su físico. Se comparan, se juzgan, y se deprimen por ello.

            La primera menstruación (menarca) señal culminante de la pubertad en la niña es el signo de maduración de la etapa. Cuando comienza a menstruar en forma regular significa que ha comenzado a activarse el proceso que provocará la ovulación, lo que la hace fértil.

            Por su parte los niños ven crecer su pene y sus testículos, y estos últimos durante esta etapa del crecimiento descienden y quedan colgando  . Los varones comienzan a tener eyaculaciones involuntarias conocidas como "sueños mojados". Es decir, les sale una mucosidad blanquecina por el pene, que es la descarga natural de semen que se ha acumulado. .

            La falta de información sobre este acontecimiento natural hace que muchos púberes sientan ansiedad y preocupación cuando esto les ocurre, lo que puede producirles temor, vergüenza, disgusto. Sin embargo, al igual que la primera menstruación, es un signo de maduración que indica que los órganos sexuales del muchacho son normales, sanos y que han llegado a su punto de desarrollo.

            Todos estos cambios tan profundos, presentan un gran desafío tanto para los adultos que acompañan a los chicos en su crecimiento, como para los mismos púberes.

Lo fundamental para los padres .docentes y adultos que rodean a los chicos, es tener presente la necesidad de educar y orientarlos, de modo que comprendan el valor que tiene el hecho de que a partir de este momento, ellos ya son capaces de dar vida a un nuevo ser humano. Se hace muy necesario hablar claramente con ellos haciéndoles ver que, si bien desde un punto de vista biológico están preparados para engendrar un hijo, su crecimiento y desarrollo psicológico, social y moral no ha concluido, por lo que no están en condiciones de hacerse cargo de la responsabilidad de tener un hijo.

  • DESARROLLO COGNITIVO - AFECTIVO

            La memoria y el pensamiento se enriquecen y amplían. Son capaces de buscar relaciones entre ideas, de sacar conclusiones, así como de recordar las ideas y situaciones por su significado, y las relaciones entre unas y otras. Sus emociones son intensas, variables y diversas. Una gran seguridad los domina al mismo tiempo que aparecen conductas de rebeldía y testarudez.                    

  • DESARROLLO SOCIAL

            Experimentan un retraimiento, porque se centran en ellos mismos, de esta manera, resulta difícil el contacto y la comunicación fluida con ellos.        Unidos a los cambios corporales aparecen en los púberes variaciones en sus comportamientos. Cambian de ánimo bruscamente, pasan de la actividad a la pasividad, de la alegría a la pena, de ser muy comunicativos a encerrarse en sí mismos. Su aspecto físico y los cambios que experimentan les hacen sentirse inseguros, torpes o feos.
Desde el punto de vista emocional, tienen miedo  provenientes de su propia revolución física. Junto con esto, pasan de una emoción a otra con intensidad; tan pronto se enfurecen, incomodan o aburren, como se mueren de risa, se divierten o se llenan de ansiedad. tiene como mayor deseo el sentirse libre, el ser dueño de sí mismo, de ser distinto, es por eso que frecuentemente observamos cambios en su vestimenta, cambian su apariencia, comienzan a usas aros, gorras, piercings etc. sin embargo, este es un período de mucha ambivalencia no son “ni grandes, ni chicos” o mejor dicho a veces se sienten grandes y en otras ocasiones se sienten pequeños por lo que sus conductas llaman la atención y generan                               en los padres reacciones de rabia cuando no hacen lo que esperamos de ellos.

 

            También temen a lo desconocido y al juicio de los demás, ante el cual se vuelven más sensibles. Por esto, la vergüenza y el pudor los invaden, cuando las opiniones de sus compañeros/as ponen en juego algo de la imagen que buscan hacerse sobre sí mismos.

Los adultos se desconciertan ante sus reacciones y se las reprochan. Es necesario tomar en cuenta, que el crecimiento físico y las formas adultas no significan que estén maduros en el plano afectivo y social.

            Las muchachas/os tienen comportamientos de resistencia y oposición a la autoridad, a las normas de la casa y de la escuela, se sienten al  mismo tiempo, vacíos, desorientados e inseguros.

Las nuevas actitudes y emociones de los púberes preocupan y desafían a la familia y a los profesores. Esta rebeldía es similar al proceso de autonomía de los tres años. Al igual que entonces, necesitan de mucho afecto y comprensión al mismo tiempo que de reglas y control.

            Los púberes comienzan a darse cuenta de las contradicciones de los adultos, quienes dicen una cosa y hacen otra. Se vuelven críticos con sus padres, en parte por descubrir estas incongruencias y debido también a su propia búsqueda de independencia. Por esto parecen indiferentes a la familia, caprichosos, esquivos y porfiados.

            Estos comportamientos significan desafíos para la familia. Por un lado,  necesitan que se los deje tomar decisiones y ser independientes. Por otro, como son inseguros y afectivamente frágiles, necesitan apoyo y comprensión. Se trata entonces de que los adultos que los rodean ( padre, madre, profesores) tengan con ellos una dirección firme, clara y precisa, al mismo tiempo que respetuosa de sus nuevos impulsos y necesidades. El adoptar una actitud autoritaria es tan pernicioso como la ausencia de autoridad: hay situaciones en las que los padres deben saber decir: ¡No! Y que ese ¡no! sea innegociable, firme, un dogma. Los padres deben tener la autoridad de imponer que algo no está bien.
Es importante que haya límites, cuyo sentido puede ser conversado con ellos.  Es aquí donde la consecuencia de los adultos se hace relevante: Ser firme, claro y preciso en las reglas de convivencia no se contradicen con el tacto, el afecto y la comprensión. Ambos aspectos deberían estar presentes en las conversaciones con los púberes. Por ejemplo, si un punto de desencuentro es la impuntualidad en la hora de llegada a la casa, o el cumplimiento de tareas, los adultos deben expresar su desacuerdo y exigirles
cumplir con las normas acordadas. Es necesario señalarles los puntos o situaciones en las que se les exige cumplimiento (las tareas escolares o bien las domésticas), fundamentado el por qué, cuándo y cómo, y dejar que experimenten las consecuencias  lógicas que se desprenden de sus faltas de compromiso. Si el llegar tarde implica tener que servirse solos la comida, los padres harán bien en velar por que así sea. Esto se revela muy útil en el diálogo y acuerdo con ellos. Por el contrario, es contraproducente emplear castigos físicos o juicios drásticos tales como “eres un inútil”, “no sirves para nada”, “ya no eres la buena niña de antes”, etc. Con esto se les trasmite en lugar de respeto a la autoridad de los padres, violencia y descalificación.

            Padres y profesores no deben temer ejercer su autoridad,  para ayudarlos a comprender y controlar sus comportamientos inadecuados o descontrolados. Expresiones como “te quiero mucho, pero no permitiré que trates mal a tu hermana”, muestran ser guías efectivas para reconocer su necesidad de sentirse aceptados y experimentar limitaciones a sus conductas abusivas.

Las normas firmes los tranquilizan, les dan seguridad, aún cuando reclamen y los adultos no vean su eficacia inmediata. Hay que recordar que el comportamiento de respeto hacia otro necesita de una maduración afectiva y capacidad de reflexión que no han adquirido aún. La constancia y coherencia de los adultos con las normas y las expresiones de afecto ayudarán a hacerlo posible más pronto.

            Los púberes son muy sensibles a las descalificaciones, burlas, y a situaciones donde experimenten ridículo, injusticia o abuso de autoridad. Sin embargo, ellos mismos hacen burlas y críticas a otros y se muestran egoístas y bruscos con los hermanos o vecinos menores. No dudan en darles coscorrones, molestarlos, gritarles o tratarlos con indiferencia. Esto hace que los padres se irriten con ellos, porque están constantemente alterando el clima familiar y pidiendo atención, al mismo tiempo que reclaman ser respetados y que se los deje estar tranquilos.

Una característica de esta edad, es cómo cambian las relaciones de  amistad y con el grupo de iguales. El tiempo que el adolescente comparte con sus amigos aumenta durante esta etapa. Los padres no deben alarmarse si ven que su hijo adolescente disfruta el tiempo compartido con sus amigos más que en otras actividades y manifiesta que se siente más comprendido y aceptado por ellos y dedica cada vez menos tiempo a su la familia.
Si bien las amistades de la infancia solían basarse en las actividades comunes, en la adolescencia éstas se amplían e incluyen, además de las actividades compartidas, similitud de actitudes, valores, lealtad e intimidad. También suele existir un mismo nivel de compromiso acerca de los intereses académicos y educativos. Las conversaciones íntimas, especialmente entre las chicas adolescentes, con un alto grado de revelaciones personales les ayudan a desarrollar y explorar sus identidades, como también su sexualidad y los
sentimientos que ésta despierta en ellas.Las amistades de los varones adolescentes no suelen ser tan íntimas como las de las chicas. Los varones se inclinan a formar alianzas con un grupo de amigos que reafirma el valor de cada uno a través de acciones y actos : armar equipos para deportes, salidas sociales (cines,matinés,etc).

Algunas sugerencias a tener en cuenta para contener a los chicos en esta   etapa ,pueden ser :
Tomarlos en serio, no tratarlos como seres inferiores que explican cosas de  las que estamos de vuelta

Conviene no aprovechar la ocasión para sermonearlos, si dialogar con ellos

Escuchar con atención lo que quieren explicarnos o preguntar.

Hablar también de lo que les interesa a ellos. Dar tiempo para abordar los temas que nos interesan a nosotros.

       No debemos olvidar que la pubertad, como puerta de entrada a la adolescencia, es un período maravilloso cargado de ideales de energía ilimitada y podemos aprender mucho con nuestros jóvenes, ellos nos inyectan alegría, y nos dan la oportunidad de actualizarnos en el mundo, oportunidad que no debemos desaprovechar. Sin embargo, el estar atentos a cambios drásticos de comportamientos, problemas escolares y falta de motivación en las actividades propias de un adolescente, son signos de alarma y muchas veces son esas propias conductas las que denotan una pedida de ayuda por parte del joven. 
                                     

 Psp.Ana Maria Salazar

Psicopedagoga y Prof.en psicopedagogía
psicopedagogiaparatodos@live.com.ar


                                                             

                                                                                                                                                                                                
 


 
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